EXPOSICIÓN 'GIORGIO MORANDI Y LOS MAESTROS ANTIGUOS'
La obra de Giorgio Morandi desde una nueva perspectiva
El Museo Guggenheim Bilbao acogió, del 12 de abril al 6 de octubre de 2019, la exposición 'Una mirada atrás: Giorgio Morandi y los Maestros Antiguos', patrocinada por Iberdrola España.

Giorgio Morandi, 'Naturaleza muerta', 1956
El Museo Guggenheim Bilbao presentó en abril de 2019 Una mirada atrás: Giorgio Morandi y los Maestros Antiguos, un amplio recorrido por la obra de uno de los grandes pintores italianos del siglo XX que revelaba las relaciones entre sus naturalezas muertas y algunos de sus principales referentes en la historia del arte.
Patrocinada por Iberdrola España, esta muestra reunió por primera vez una amplia selección de las excepcionales pinturas de Morandi y algunas de las obras de los Maestros Antiguos que influyeron en su práctica artística a lo largo de cuatro décadas, desde el periodo de entreguerras y hasta principios de la década de 1960.
Influencia de los maestros antiguos
Ya en la época en la que estudiaba en la Academia de Bellas Artes de Bolonia, Giorgio Morandi centró su práctica en el grabado y la pintura de paisajes y naturalezas muertas, géneros que predominarán más adelante en su producción. Inicialmente bajo la influencia de los maestros italianos (Giotto, Uccello, Masaccio) y posteriormente de Cézanne, el Cubismo y el Futurismo, su obra fue adquiriendo de manera paulatina una orientación metafísica.
Desde 1920 se dedicó a la investigación de la realidad objetual (botellas, vasos o cajas) y paisajística, que él reduce a una sobriedad esencial. Su pintura, figurativa por antonomasia, se diferencia del resto del arte pictórico del siglo XX por poseer una intensidad, belleza y atemporalidad únicas. Inspirados en los objetos más cotidianos, los bodegones de Morandi, extraordinariamente personales en cuanto a la composición, cromatismo y luz, llevan al extremo el afán de pureza, concentración y esencialismo del artista.
La exposición proponía contemplar la obra del pintor boloñés desde un enfoque que no se había adoptado hasta ahora. Cada una de las tres salas que la componían permitía crear un diálogo entre las pinturas de Morandi y las de algunos Maestros Antiguos, resaltando las características más destacadas que el artista absorbió de sus precursores: la teatralidad de la pintura española del siglo XVII, el naturalismo del Seicento italiano, y la intimidad y la geometría de Chardin.